martes, 8 de enero de 2019

La nueva centralidad y el Proyecto Urbano como herramienta predilecta de Urbanismo


Esta entrada está dedicada a Julio, Andrea y Joel, talentosos diseñadores, quienes a petición mía hicieron todo lo posible por incluir mi participación en el concurso, por lo cual les quedo enormemente agradecido. No se pudo salvar la distancia y los tiempos lo que lamento profundamente.  



La nueva centralidad y el Proyecto Urbano como herramienta predilecta de Urbanismo

El concurso de nueva centralidad es sin duda una gran iniciativa, porque fomenta el potencial joven que se muestra con un enorme compromiso para pensar el desarrollo urbano. El resultado es, por donde se lo mire, un tremendo esfuerzo con un aún mayor innegable éxito por las propuestas presentadas, sobretodo dadas las circunstancias de caos social. Adicionalmente sé que gente muy competente ha estado y está involucrada directa e indirectamente con esta compleja tarea, por lo que es ya un logro. Por esto mismo resulta antipático hacer una crítica (acaso una propuesta) sin embargo una reflexión, a mi parecer necesaria.  




El gobierno autónomo de la ciudad de La Paz ha tomado el concepto de nuevas centralidades como nuevo modelo urbano de desarrollo en un intento de ordenar y administrar el territorio paceño y sobre todo para descongestionar las actividades del centro y descomprimir la urbe. Para esto ha implementado recientemente el concurso de centralidades urbanas que busca recolectar iniciativas urbanos multidisiplinares para las subalcaldías de San Pedro, Obrajes y Villa Fátima y ahora en su segundo ciclo se ha ampliado con concursos para subalcaldías de Max Paredes y Mallasa. Las bases del concurso establecen conformar equipos de cooperación entre estudiantes, docentes y profesionales de diferentes áreas e instituciones del interior del país (por eso multidisciplinar) en los que se ha priorizado (de forma consciente o no) el proyecto urbano como herramienta principal para generar las nuevas centralidades.

La forma en la cual se ha presentado el nuevo modelo de nuevas centralidades y los concursos respectivos se han desarrollado de forma muy bien organizada: con un video explicativo sobre la visión de las nuevas centralidades narrado por el mismo alcalde, plataformas virtuales muy claras y con una difusión importante, adicionalmente los proyectos de dicho concurso se han estado dando a conocer de forma pública y también han habido momentos oportunos para la participación ciudadana.


El gobierno autónomo apuesta por el proyecto urbano como generador de nuevas centralidades, no sólo porque es una gran oportunidad para la restauración del urbanismo como práctica, que ha estado más o menos ausente en las últimas décadas en nuestro medio, en la construcción de la ciudad, sino también porque es un escenario ideal para la producción y propuesta de ideas. Por esto y porque el gobierno municipal se abre, resulta muy valiosa la convocatoria del concurso. Ahora encuentro mucho más valiosa esta competencia, como un concurso de ideas a partir del ejercicio para el proyecto urbano, que como propuestas multidisciplinares de urbanismo. La realidad es que el proyecto urbano ha pesado mucho más que la multidisciplinaridad o la visión urbana. El proyecto urbano ha opacado la vocación multidisciplinaria de urbanismo con la que el concurso se divulgaba.

El proyecto urbano normalmente responde a la visión urbana, es decir a un plan maestro, a un plan estructural, a un plan metropolitano, territorial, etc. El Plan Integral La Paz 2040 es precisamente esto y este contiene más de una docena de proyectos urbanos a ser desarrollados: centros de acopio, centro faeno metropolitano, centros de control, albergues sociales por nombrar algunos, con enorme potencial de ramificación para el desarrollo urbano. Pero por alguna razón el concurso no apuntaba a estos proyectos urbanos que se definen en su Plan Integral 2040, sino a visiones para las nuevas centralidades urbanas. Pero el resultado termina siendo una serie de proyectos urbanos, que no dejan de ser interesantes como proyectos urbanos, pero que no coordinan entre sí ni con la visión del plan y tampoco dan lugar para reimaginar las nuevas centralidades porque los lugares para la nueva centralidad ya estaban asignados de antemano, limitando así alguna nueva interpretación del espacio urbano. 

Parecería que tenemos las cosas al revés, más aún cuando el Plan Integral 2040 no da muestras de mostrarse como un plan urbano sino como una estrategia de planificación, al no contar con mapas que clarifiquen las cualidades espaciales de lo que se habla y se propone. Es difícil saber cómo será la ciudad de La Paz a futuro (por lo menos en esta versión http://www.bivica.org/upload/plan-integral-La-Paz.pdf) en términos de calidad de espacio.
El ejercicio de un urbanismo claro responde, fundamentalmente a la pregunta ¿Qué tipo de ciudad se aspira a ser, tomando en cuenta los problemas actuales, en términos de espacio y tiempo? Esta pregunta se responde mejor en el ODS (objetivos de desarrollo sostenible del GAMLP http://sitservicios.lapaz.bo/sit/ods/ods_gamlp.pdf) que apunta al desarrollo sostenible de la ciudad, como meta, que termina siendo menos abstracta por la calidad del documento, pero igual sin definición espacial.

Para efectos de comparación e ilustración de lo que quiero decir con definición de la calidad del espacio urbano y visión dejo el link del plan maestro de Sao Paulo (https://gestaourbana.prefeitura.sp.gov.br/wp-content/uploads/2015/02/Master_plan_english_version.pdf) , es cierto que uno puede equivocarse pero aquí si se traduce el concepto en una aspiración espacial clara. Dejo otro ejemplo el de Amberes (https://www.antwerpen.be/docs/Stad/Stadsvernieuwing/9746949_urbandevelopment_English.pdf)

Volviendo al concurso, el problema de las propuestas, si es que llegaran a materializarse, es que son proyectos urbanos que no están en coordinación, porque el concepto de la nueva centralidad queda un tanto abstracto y a menudo se confunde el diagnóstico con la aspiración en términos discursivos.
Resulta demasiado conveniente que la nueva centralidad coincida con la subalcaldía. Las centralidades rara vez están definidas por el lugar de los centros administrativos. El centro administrativo sigue a la nueva centralidad y no al revés; es decir primero existió la zona sur y luego la necesidad de crear una subalcaldía de la zona sur. Lo mismo para el El Alto; primero existió la ceja y luego hubo la necesidad de convertir el asentamiento en nuevo municipio. Al mismo tiempo las centralidades urbanas quedan un poco sin definirse claramente; ¿Qué definimos como una centralidad? ¿Es esta definición cualitativa o cuantitativa? ¿Son las subalcaldías las centralidades existentes o son las nuevas centralidades? (Yo pienso que no son ni lo uno ni lo otro) ¿Cuáles son las subcentralidades? Desde mi punto de vista las centralidades de la ciudad de La Paz, para bien o para mal, están dadas por sus nodos, no así por sus “células”barrios o distritos. Por ello el nodo San Francisco tiene mayor jerarquía que la plaza Murillo y el centro histórico, lo mismo con la zona Sur los nodos de San Miguel, Irpavi (ahora con la estación de Teleférico) tienen mayor tendencia gravitatoria para la concentración de servicios. Paralelamente (y lamentablemente quizás para algunos) Obrajes no resulta ser una centralidad celular, tampoco el centro histórico. Hablo de centralidad celular porque esta parece ser la definición espacial más próxima al modelo urbano que tiene la gobernación en mente. (Sospecho que se quiere emular distritos celulares descentralizados como el Poble Nou en Barcelona, Montmartre en Paris o Spitafields en Londres, que son los arquetipos de referencia para el modelo descentralizado en densidad ¿?.)  

Entonces en nuestro medio, es la organización administrativa la que quiere alcanzar al crecimiento de la ciudad y no al revés (claramente puede ser al revés ejemplos de nueva centralidad como Canary Wharf en Londres, La Defense en París son proyectos muy ambiciosos). Asimismo, la escala de las subalcaldías no alcanza para generar nueva centralidad. Y ya que menciono a El Alto, afirmo que esta es la nueva y factual centralidad. Gran parte de los problemas de La Paz incluida su congestión, ocupación y compresión se resolverían si se invertiría en una mejora significativa de los servicios, infraestructura y calidad del espacio público de esta “ciudad”. Es más, cada vez que mencionamos a La Paz en términos urbanos deberíamos pensar inexorablemente en el estrecho vínculo de La Paz/El Alto. 


Una nueva centralidad sería, por ejemplo, pensar en un proyecto de gran escala para Viacha. Un centro tecnológico y de preparación técnica de energía renovable, en un esquema de asociación privado-público que cuente con nueva vivienda, espacio público, transporte y que comprometa inclusive a la Gobernación y al desarrollo sostenible del ODS. Es por supuesto una idea absurda al azar que carece de prioridad, pero que tiene una especificidad espacial con la escala urbana, y no está definida por un oportunismo administrativo. Pero fundamentalmente ilustra el punto de que a menudo utilizamos herramientas de la Arquitectura para alcanzar la propuesta urbana. 

 Sobre este asunto veo en muchas propuestas elementos de un proyecto urbano con ciertas capacidades de ramificación y con capacidad de desarrollarse aún más para alcanzar la propuesta y escala urbana; algunas propuestas se vuelcan por profundizar la reconfiguración del transporte, otras por la valorización del paisaje, otras por el potencial ecológico de algunas prácticas cotidianas rural-urbana, otras por reconocer las actividades públicas como recurso del espacio público, alguna inclusive por la reconducción hacia la energía renovable, alguna hacia el manejo del agua (lo cual particularmente me entusiasma y me gustaría conocer más), ninguna hacia la innovación social lo cual entiendo pero me conflictúa por la condición interdisciplinar de los equipos y por el peso de este enfoque en nuestro medio y ninguna hacia el tratamiento de la basura que en mi opinión era fundamental para el área de Mallasa.  

Por otro lado encuentro muchas (yo diría la mayoría) aún confían en la implementación de infraestructura, y de alguna forma se asume que la solución no va por que se haya construido ya demasiado, sino porque aún no ha sido suficiente. Parece persistente querer resolver el problema urbano a partir de plantearlo como un problema de diseño Arquitectónico. Y si lo pienso detenidamente no es tema de las propuestas, sino que el concurso está planteado como un problema de Arquitectura.

“La ciudad ya no tendrá uno o dos centros que concentran las actividades sociales, comerciales y los servicios, como ocurre ahora, sino 12 centralidades que permitirán a los ciudadanos acceder a servicios, hacer trámites municipales, gubernamentales y judiciales, y resolver sus necesidades de manera inmediata, sin la necesidad de recorrer kilómetros y kilómetros” [L.Revilla, 2018]
Sigo pensando que este concepto (que no es descartable por ningún lado) describe mejor y tiene mayor afinidad y alcance para resolver los problemas de El Alto.

 Lo que ha pasado es lo siguiente: la multidisciplinariedad ha tapado los vacíos del urbanismo en el ODS y el plan integral La Paz 2040, y el proyecto urbano ha tapado la participación de la multidisciplinariedad en los concursos. Por ello hay una carencia en la especificidad y calidad espacial de la escala urbana, y una saturación de la misma por el desmedido énfasis en la escala del proyecto urbano.

Al parecer La Paz/El Alto es ya es un asentamiento urbano policéntrico, los problemas fundamentales de esta urbe no tienen que ver necesariamente con una cuestión de forma, aunque bien reconozco podría ésta disparar y desencadenar otros procesos de desarrollo, pero definitivamente no pueden ser resueltos exclusivamente a partir del Proyecto Urbano, por lo menos no en nuestro contexto. Sobretodo si continuamos sistemáticamente negando quizás los problemas más urgentes y evidentes de la ciudad que están en relación a la ocupación, el desempleo, la contaminación, el deterioro de suelos, la deforestación, la degradación ambiental, la pérdida del espacio abierto, la fragmentación del espacio público, la inequidad de accesibilidad, el crecimiento acelerado, la escasez de agua y energía. Más allá de los desbalances y/o desatinos de la práctica oportuna y asertiva del urbanismo, la meta final de este es su cualidad reflexiva e investigativa. La herramienta fundamental del Urbanismo no es el Proyecto Urbano es el diseño crítico para la investigación. El diseño al fin y al cabo es una herramienta para poder pensar y actuar sobre el problema.     

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